jueves, 17 de abril de 2014




GRUTAS DE CACAHUAMILPA

Señoras y señores, a pocos minutos de Taxco (a 52 kilómetros y a 81 de Cuernavaca, Morelos), el horizonte nos muestra el núcleo de montañas de forma caprichosa a cuyo pie está la enorme bocaza que sirve de entrada a los subterráneos de las grutas; son estalactitas y estalagmitas producto de infiltraciones de agua, de una antiguo cauce subterráneo –del Rio San Jerónimo, mismo que todavía circula por un nivel inferior situado a unos 100 metros a bajo-.

Que se han evaporado después de saturarse de carbonato de cal, y que gota a gota al unirse con el lento y silencioso “picar piedra” de los siglos, dichas masas tomaron formas, siluetas de rara arquitectura, mezcladas con esquemas de flores gigantes, de seres, animales y objetos.

Las cuales se alzan sobre un suelo lleno de brillantes, que hacen gala de un esplendor poco conocido en la naturaleza, es algo casi hasta inimaginable, sólo porque lo puede verificar con sus propia vista, admirando ahí altísimas columnas estalagmitas, en donde la luz hace toda clase de sortilegios con los colores del iris.

Estos lugares fueron habitados por tribus Chontales y posteriormente por los Omelcas, quienes utilizaban las cavernas para realizar ceremonias y cultos a sus dioses; Cacahuamilpa (sementera o sembradío de cacahuate o cacao), es una población cuya fundación es del siglo XVI, en el archivo de Taxco consta que en 1611 se consideraba como barrio del pueblo de Chontalcuatlán; el pueblo pues, dio el nombre a las grutas.

Cuenta la leyenda que en 1833 un vecino de Tetecala huía perseguido por la justicia y tuvo que refugiarse en el interior de ella buscando su salvación; luego entonces, fueron redescubiertas en 1834 por Manuel Sainz de la Peña Miranda, pero fue en abril de 1835 qué se organizó la primera excursión científica para su exploración, la cual estuvo a cargo de Manuel Velázquez de la Cadena, Ignacio Serrano y los barones de Gross y Pedrauville.

Estos exploradores cuentan en sus bitácoras que encontraron en uno de los salones un cráneo humano, recostado sobre el lado izquierdo, que estaba en contacto con el suelo y que tenia cuajos de brillantes cristalizaciones; hasta nuestros días sigue siendo un misterio de quien fue en vida. Desde entonces comenzaron a ser conocidas aquellas formas caprichosas como: “El vestíbulo”.

“El Chivo Encantado”, cuya silueta nos recuerda el genio maléfico que los nativos temieran y causara que no penetraran en sus dominios, “Los Organos”, donde el corazón y el pensamiento se cansan con la constante mutación de panoramas ópticos nunca vistos, que van desde el arco de esbeltez y capricho sin igual, hasta el blanquísimo sudario que cubre a un supuesto fantasma a quien la imaginación anima.

La galería de “El Trono” -llamada también el “Púlpito”-, que ofrece un campo inagotable a la fantasía; La primera ocasión que se habló de manera seria de este hermoso lugar fue en 1841 por la célebre escritora inglesa Fanny Inglis –mejor conocida en el mundo de las letras como la Marquesa Calderón de la Barca-, cuyos artículos referentes al “Palacio Encantado de Cacahuamilpa”, sirvieron después a escritores como García Cubas, Rivera Cambas, Peña Fiel, entre otras plumas.

A principios de 1847, Cacahuamilpa pertenecía al Estado de México, y el gobernador de aquel entonces, Francisco Modesto de Olaguíbel, dispuso que se podía ingresar a las grutas solamente con permiso de la prefectura y mediante el pago de un peso por persona, disposición que tuvo como fin, no nada más la conservación del lugar, sino a la formación de un fondo que se empleo para la apertura del camino de la población al ya célebre sitio hoy conocido como parte del “Ecoturismo”.

Hasta que el dictador Antonio López de Santa Anna, -quien alegando que su cojera no le permitía andar mucho, sólo llego “al vestíbulo”-, en 1853, aunque usted no lo crea, luego de tanto impuesto –hasta por ventanas y puertas-, de vender más de la mitad de nuestro entonces territorio, apegado al populismo, ordenó que la entrada a las grutas fuese gratuita y que, el ya Ayuntamiento de Taxco, pagara de su erario un guardián para la vigilancia.

Quienes también llegaron a visitar las grutas fueron: Guillermo Prieto, quien fatigado se sentó y no avanzó más allá de “el chivo”; la emperatriz Carlota, se quedó en “el trono” en donde tuvo la ocurrencia y ordenó que quedará grabado su nombre; Sebastián Lerdo de Tejada no pasó de “los órganos” y los vencedores de la batalla de Querétaro, Mariano Escobedo y Porfirio Díaz hicieron símil recorrido.

En los tiempos de la Revolución -desde el “Plan de Iguala” hasta el “Plan de Tuxtepec”-, lo difícil de las comunicaciones e inseguridad de los caminos, fueron causas determinantes de que la maravilla subterránea fuera abandonada y poco visitada, e incluso la secretaría de Industria y Comercio tuvo que encargarse de su conservación hasta que quedó en manos del Instituto Geológico.

Ya en el año de 1936 el último presidente liberal, Lázaro Cárdenas del Rio, las declaró como Parque Nacional, el cual abarca mayoritariamente al estado de Guerrero en los municipios de Pilcaya, Tetipac y naturalmente Taxco, aunque también se extiende al estado de Morelos concretamente en el municipio de Coatlán del Rio.

Hoy por hoy, hay visitantes quienes incluso el esteticismo llega a desorientar por completo, ante tan alboroto que nuestra retina no alcanza a definir, perdiendo incluso la noción del tiempo, con la fuerza imaginativa agotada, aplastados todos los sentidos por el peso de tan enorme belleza -dicen las leyendas- que de infinita distancia.

Lo cierto, es que en 1971 la gruta fue “mapeada en su totalidad”, arrojando que es una sola galería de enormes dimensiones -de 30 hasta 80 metros de ancho y de 20 hasta 70 metros de alto-; Lugar al que han llegado infinidad de intereses, pues hasta la cerveza “Corona” –del Grupo Modelo-, es también conocida mundialmente gracias a que en la década de los 80´s llego a grabar un comercial televisivo debido a la silueta de una botella dentro de las grutas, todavía puede ver el comercial en www.youtube.com/watch?v=ZJR9j6FaC1A.

En la actualidad es administrada por la secretaria de Medio Ambiente y pueden visitarse los 15 salones, todos convenientemente iluminados, y, están abiertas al público -con recorridos diarios- desde las 10 de la mañana y duran en promedio 2 horas recorriendo 2 kilómetros.


Finalmente, “dicen los que hablan bonito”, que es “una filigrana pletórica de aguzadas torrecillas, cresterías caladas, encajes de pedrería brillante, haces de columnitas de blancura virginal que constituye una catedral de ensueño abrumadora”; donde la Madre Naturaleza impone su grandeza sobre lo que ha hecho el hombre sobre la faz de la tierra –incluyendo Santa Prisca-. Lugar que definitivamente no puede dejar de explorar. Fotos: Lily Segura Comentarios: www.noesegurasalazar.blogspot.mx

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