EMILIANO
ZAPATA SALAZAR
Señoras y señores, recopilando,
“El Atila del Sur” nació un 8 de agosto de 1879 en las inmediaciones del
latifundio de San Miguel Anenecuilco, del actualmente vecino estado de Morelos,
fue hijo de Gabriel Zapata y Cleofás Salazar y que aunque desde muy pequeño se
vio obligado a incursionar como labrador, el ser arriero y arrendador fueron
los oficios de sus amores.
Excelente jinete, su gusto
por los caballos lo llevó hasta la muerte, revolucionario por convicción siguió
el “Plan de Ayala”, pronunció discursos en español y náhuatl –que dominaba
perfectamente- y que después fueron plagiados como el de: “Veo un México con
hambre y sed de justicia” e inmortalizó frases como “la tierra es de quien la
trabaja”.
Cuando no andaba camuflajeado
con cotón y calzón de manta, siempre vestía formidablemente de charro, montado briosos
corceles, el último, el afamado “As de Oros”, y que aunque era bueno con el revólver,
nuca se separaba de su carabina 30-30, así como de su sombrero charro y buena compañía
femenina.
Sin embargo, la fecha
que más pesa sobre el calendario mexicano es la del 10 abril, ya que en el año
de 1919, en la hacienda de San Juan Chinameca -en el mismo estado de Morelos-, el
conservador Jesús Guajardo, le tendió la emboscada y de ahí nació la leyenda
del “Caudillo del Sur”; pues muchos afirman que un compadre árabe de Emiliano le
había ofrecido protección.
Y según esta leyenda,
Zapata se había embarcado en Acapulco para huir a Arabia. Lo cierto es que hoy
los ejidatario de Tlapa de Comonfort, en Guerrero, en la región de “La Montaña”,
como todos los años, salen en marcha desde la sede de sus oficinas rumbo al
centro de la cabecera municipal y de ahí al monumento del general
revolucionario que se encuentra en el punto geométrico conocido como la “Y
griega”.
Donde por cierto
lamentablemente dicho monumento -del cual como hemos comentado sólo hay tres en
su tipo, uno en Cuernavaca, Morelos, otro en la Habana, Cuba y finalmente el de
Tlapa-, no se ha podido recuperar la carabina 30-30 que algunos ociosos o vándalos
de arte, despojaron e dicha obra plástica.
Otro ejido que año con
año también monta guardia de honor a cargo de mujeres armadas con fusil y
carrilleras, es en el municipio de Leonardo Bravo (Chichihualco) -zona centro
de Guerrero- específicamente en las oficinas que se encuentran en el barrio del
“Tanque”, donde se monta prácticamente un excelso velatorio, con todo lo que
conlleva como el ágape fraterno y el mezcal.
Como decíamos líneas arriba,
charro de abolengo, siempre bien bragado, fue un hombre que gustó de los buenos
equinos, y dentro de sus vicios no pudo no aceptar el regalo de Guajardo, pues
la tentación llevaba una fina estampa de hermoso alazán, -los cuales no
precisan ser negros, que son los más comunes, pueden ser incluso castaños,
llamados tordillos ruanos, pero siempre de temperamento alerta, rápidos,
animados y sensibles-, por eso este llevaba el nombre del “As de Oros”.
En fin, que ese día en
la hacienda de Chinameca, Jesús Chávez, fue uno de los diez jefes que
acompañaron ese negro 10 de abril a la invitación a comer, el toque de corneta militar
de saludo al general fue como a eso de las 02:10 p.m. cuando casi de inmediato
se dio el artero asesinato de parte del fuego en metal que escupieron los
fusiles que dispararon los francotiradores apostados en el caso del inmueble.
Así las cosas, el
mentado comandante zapatista logró sacara el caballo de Emiliano el cual
cuentan recibió 7 disparos y que aun así logró sobrevivir y que cuando sanó, Chávez
se lo regaló al general de división carrancista Francisco Mendoza Palma, de
hecho, la silla de montar (que también fue dentro del “paquete” de regalo al
carranclan).
A casi 100 años de
haber atestiguado uno de los magnicidios más recordados al sur de México, el
viejo y maltrecho fuste de madera forrado con pergamino y aplicaciones de cuero
repujado, no se sabe cómo llegó a manos de Gil Muñoz Zapata, sobrino del jefe
revolucionario, junto con la ropa y el sombrero que portaba en el trágico momento.
Los cuales donó al
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hasta 1956, para después
ser entregada al gobierno estatal de Morelos, pero que como siempre y victima
de la corrupción, nunca falta quien sintiéndose dueño en 1976 se la regalaron
al ex presidente José López Portillo.
Que la tuvo en su casa
como antigüedad; por lo que tuvieron que pasar 32 años, para que el 13 de
agosto de 2008, la nacida en Bari, Italia –empero hija de padres yugoslavos-,
Alexandra Acimovic Popovic mejor conocida en la farándula como “Sasha Montenegro”,
viuda de López Portillo.
La devolviera al
gobierno morelense para finalmente ser expuesta en el Museo de la Revolución
del Sur, luego de ser restaurada por José Nau Figueroa; uno de los últimos artículos
que estuvieron entre Emiliano Zapata Salazar y el “As de Oros”.
Hoy día el contexto de
la muerte del general, sirve de inspiración para que el convulsionado estado de
Guerrero este lleno de manifestaciones, desde los grupos de autodefensa que
piden la liberación de sus compañeros, pasando por los normalistas que exigen
más de 700 plazas, hasta los damnificados de los huracanes “Ingrid” y “Manuel”.
Pues a pesar de que en
algunas comunidades –sobre todo de la zona norte del Estado-, no recuerdan a
bien a Zapata Salazar y a sus seguidores –por los saqueos y violaciones-, lo
cierto es que a su manera también, el magisterio disidente interpreta los
renglones de “la tierra es de quien la trabaja”. 95 años pues de la desaparición
física del General Zapata. Fotos: internet y la Crónica Vespertino de
Chilpancingo. Comentarios: www.noesegurasalazar.blogspot.mx
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