miércoles, 9 de abril de 2014




EMILIANO ZAPATA SALAZAR

Señoras y señores, recopilando, “El Atila del Sur” nació un 8 de agosto de 1879 en las inmediaciones del latifundio de San Miguel Anenecuilco, del actualmente vecino estado de Morelos, fue hijo de Gabriel Zapata y Cleofás Salazar y que aunque desde muy pequeño se vio obligado a incursionar como labrador, el ser arriero y arrendador fueron los oficios de sus amores.

Excelente jinete, su gusto por los caballos lo llevó hasta la muerte, revolucionario por convicción siguió el “Plan de Ayala”, pronunció discursos en español y náhuatl –que dominaba perfectamente- y que después fueron plagiados como el de: “Veo un México con hambre y sed de justicia” e inmortalizó frases como “la tierra es de quien la trabaja”.

Cuando no andaba camuflajeado con cotón y calzón de manta, siempre vestía formidablemente de charro, montado briosos corceles, el último, el afamado “As de Oros”, y que aunque era bueno con el revólver, nuca se separaba de su carabina 30-30, así como de su sombrero charro y buena compañía femenina.

Sin embargo, la fecha que más pesa sobre el calendario mexicano es la del 10 abril, ya que en el año de 1919, en la hacienda de San Juan Chinameca -en el mismo estado de Morelos-, el conservador Jesús Guajardo, le tendió la emboscada y de ahí nació la leyenda del “Caudillo del Sur”; pues muchos afirman que un compadre árabe de Emiliano le había ofrecido protección.

Y según esta leyenda, Zapata se había embarcado en Acapulco para huir a Arabia. Lo cierto es que hoy los ejidatario de Tlapa de Comonfort, en Guerrero, en la región de “La Montaña”, como todos los años, salen en marcha desde la sede de sus oficinas rumbo al centro de la cabecera municipal y de ahí al monumento del general revolucionario que se encuentra en el punto geométrico conocido como la “Y griega”.

Donde por cierto lamentablemente dicho monumento -del cual como hemos comentado sólo hay tres en su tipo, uno en Cuernavaca, Morelos, otro en la Habana, Cuba y finalmente el de Tlapa-, no se ha podido recuperar la carabina 30-30 que algunos ociosos o vándalos de arte, despojaron e dicha obra plástica.

Otro ejido que año con año también monta guardia de honor a cargo de mujeres armadas con fusil y carrilleras, es en el municipio de Leonardo Bravo (Chichihualco) -zona centro de Guerrero- específicamente en las oficinas que se encuentran en el barrio del “Tanque”, donde se monta prácticamente un excelso velatorio, con todo lo que conlleva como el ágape fraterno y el mezcal.

Como decíamos líneas arriba, charro de abolengo, siempre bien bragado, fue un hombre que gustó de los buenos equinos, y dentro de sus vicios no pudo no aceptar el regalo de Guajardo, pues la tentación llevaba una fina estampa de hermoso alazán, -los cuales no precisan ser negros, que son los más comunes, pueden ser incluso castaños, llamados tordillos ruanos, pero siempre de temperamento alerta, rápidos, animados y sensibles-, por eso este llevaba el nombre del “As de Oros”.

En fin, que ese día en la hacienda de Chinameca, Jesús Chávez, fue uno de los diez jefes que acompañaron ese negro 10 de abril a la invitación a comer, el toque de corneta militar de saludo al general fue como a eso de las 02:10 p.m. cuando casi de inmediato se dio el artero asesinato de parte del fuego en metal que escupieron los fusiles que dispararon los francotiradores apostados en el caso del inmueble.

Así las cosas, el mentado comandante zapatista logró sacara el caballo de Emiliano el cual cuentan recibió 7 disparos y que aun así logró sobrevivir y que cuando sanó, Chávez se lo regaló al general de división carrancista Francisco Mendoza Palma, de hecho, la silla de montar (que también fue dentro del “paquete” de regalo al carranclan).

A casi 100 años de haber atestiguado uno de los magnicidios más recordados al sur de México, el viejo y maltrecho fuste de madera forrado con pergamino y aplicaciones de cuero repujado, no se sabe cómo llegó a manos de Gil Muñoz Zapata, sobrino del jefe revolucionario, junto con la ropa y el sombrero que portaba en el trágico momento.
Los cuales donó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hasta 1956, para después ser entregada al gobierno estatal de Morelos, pero que como siempre y victima de la corrupción, nunca falta quien sintiéndose dueño en 1976 se la regalaron al ex presidente José López Portillo.

Que la tuvo en su casa como antigüedad; por lo que tuvieron que pasar 32 años, para que el 13 de agosto de 2008, la nacida en Bari, Italia –empero hija de padres yugoslavos-, Alexandra Acimovic Popovic mejor conocida en la farándula como “Sasha Montenegro”, viuda de López Portillo.

La devolviera al gobierno morelense para finalmente ser expuesta en el Museo de la Revolución del Sur, luego de ser restaurada por José Nau Figueroa; uno de los últimos artículos que estuvieron entre Emiliano Zapata Salazar y el “As de Oros”.

Hoy día el contexto de la muerte del general, sirve de inspiración para que el convulsionado estado de Guerrero este lleno de manifestaciones, desde los grupos de autodefensa que piden la liberación de sus compañeros, pasando por los normalistas que exigen más de 700 plazas, hasta los damnificados de los huracanes “Ingrid” y “Manuel”.


Pues a pesar de que en algunas comunidades –sobre todo de la zona norte del Estado-, no recuerdan a bien a Zapata Salazar y a sus seguidores –por los saqueos y violaciones-, lo cierto es que a su manera también, el magisterio disidente interpreta los renglones de “la tierra es de quien la trabaja”. 95 años pues de la desaparición física del General Zapata. Fotos: internet y la Crónica Vespertino de Chilpancingo. Comentarios: www.noesegurasalazar.blogspot.mx

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