lunes, 1 de septiembre de 2014



“MAIN IN THE HOLE¡”

Señoras y señores, “¿no es la redacción de discursos, afluente idiotizadora al alcantarillado, llenas de escritura, diseñado para engañar y hacer que los políticos no parezcan inarticulados y si inteligentes?”; PROYECTO es una serie sobre el arte y oficio de escribir en el que participa Robert Lehrman quien fue el jefe de discursos del vicepresidente Al Gore y al igual es el autor de “El compañero del redactor de discursos políticos”, además de enseñar sobre esta materia en la American University.

Con su experiencia dice que siempre será difícil hacer un gran trabajo cuando su primer borrador es a menudo el ultimo, y que así mismo puede ser difícil que alguien parezca Moisés frente a los hijos de Israel cuando se anuncia un plan de 3 puntos para reducir el déficit en 1 minuto, especialmente cuando se lo piden a las 08:30 a.m. para decirlo a las 08:50 a.m.

Al respecto podemos comentar que los discursos políticos negocian el placer de escribir bajo nuestros propios nombres para el poder, para ayudar a lograr que los políticos apasionen a las personas que los favorecen; empero, estamos de acuerdo que el contenido de los discursos esta en el valor de la escritura, es por esto que en cualquier cargo político buscan encontrar escritores que agreguen detalles a un párrafo, tratando que atraigan multitudes a sus pies.

Por lo regular utilizando historias para mover a los oyentes, plantarse en la apertura y traerlo de vuelta al final, decía Joseph Conrad “mi tarea es hacer que se escuche, para que se sienta, y, sobre todo, para hacerte ver”, sobre todo cuando se está bajo la presión de los nervios, del tintineo de cumplir plazos.

Los redactores de discursos, tienen el reto de ayudar a mantener lo que Aristóteles llamaba “ethos” o carácter, para transmitir simpatía, pues los políticos no pueden limitarse a señalar problemas, tienen que proponer soluciones, aunque sea con la secuencia de Monroe y su estructura de los 5 pasos, que es lo más popular en el discurso político.

Afortunadamente hoy por hoy existe un jolgorio especial por el ascenso del español, de hecho desde España se promueve la entronización del “Día Eñe” para celebrar que ya somos más de 500 millones  quienes hablamos la lengua de Cervantes, aunque sea más por canales como Univisión, gracias al futbol y las telenovelas que han convertido a EUA en el segundo país con mayor numero de hispanohablantes después de México.

Ahora mal, Fernando Iwasaki afirma: “saber castellano puede ser muy útil para hacer turismo, comprender canciones, ver películas, copiar algunas recetas y –en lo más sofisticado disfrutar de ciertos poetas y escritores-, pero en ningún caso beber de las propias fuentes del conocimiento, pues ni la ciencia de primer nivel, ni los grandes negocios, ni la alta diplomacia emplean el español”.

De hecho, los idiomas oficiales de la Comisión Europea son inglés, francés y alemán, mientras que el uso del castellano para la diplomacia y los negocios sólo se da cuando una de las partes habla español. En fin, que gran parte de lo que debe atraer a los escritores de discursos no son las 25 mil palabras al mes o sólo ser “parte del equipo”, debe ser  la posibilidad de llegar a muchas personas las ideas que creen importantes, pues un buen discurso puede concretar un proyecto de ley, detener una guerra o sobre la manera de educar a los niños.


Problema-solución, “man-in-the-hole!” (¡el hombre en el agujero!), sacarlos de ahí, ya sea desde la escritura de discursos para foros y a los miles de alumnos hispanohablantes y de interpretes simultáneos que se matriculan en academias y escuelas de universidades de los 5 continentes, hasta de los mensajes de texto y las cibercharlas en las redes sociales. Pues la importancia de un discurso esta determinado más bien por su grado de influencia en la vida cotidiana de cada sociedad. Foto: Internet Comentarios: www.noesegurasalazar.blogspot.mx

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